sábado, 28 de febrero de 2015

Exarchia, el barrio insumiso

Hay un barrio en el centro de Atenas que no es como los demás. Paredes y muros están revestidos con carteles y grafitis de contenido político, estrellas rojas y negras. El nombre de este barrio es Exarchia: un barrio insumiso, ingobernable, que se ha erigido como foco de las protestas contra el Estado y el capitalismo. Cualquier institución gubernamental no es bien recibida en este combativo barrio desde que, en 2008, la policía griega asesinó al adolescente Alexis Grigoropoulos.
                                                      

Sin duda alguna, no estamos hablando de un barrio que se caracterice por la abundancia del dinero, todo lo contrario, pero sí que abunda la solidaridad, el apoyo mutuo entre las víctimas de esta crisis del capital. Existen desde cocinas populares hasta centros sociales encargados de gestionar trueques de profesiones y servicios. Es muy simple: cada cual sirve a la comunidad según sus cualidades sin dinero de por medio. Pero ante estas prácticas en el barrio griego hay que dejar clara una cosa: no hay ningún atisbo de caridad. No importa si tienes dinero o no, lo único que se ‘exige’ es que aportes algo a la comunidad para así poder ser ‘retribuido’ con otro tipo de servicio. Los vecinos y vecinas de Exarchia quieren vivir de otro modo, repudian la individualista y deshumanizada vida de la urbe capitalista.  Los alquileres baratos, el colorido de los edificios, el ambiente comunitario y solidario que se respira... todo ello contribuye a que cada vez más visitantes se muestren curiosos por este peculiar barrio heleno.

Pero hay algo oscuro en este barrio, hay algo que distorsiona la idílica imagen de Exarxhia: la droga. El consumo y venta de estupefacientes ha comenzado a introducirse en el barrio griego de la mano de las mafias e inmobiliarias como forma de desprestigiarlo  e intentar así que ningún otro barrio siga el ejemplo de Exarchia. Tenemos varios ejemplos históricos de cómo los gobiernos han introducido la droga en ciertas zonas para apagar la disidencia y las conciencias revolucionarias, tales como la introducción del  crack por parte de la C.I.A en los barrios afroamericanos controlados por el Black Panther Party en los años ’70, o la droga introducida por el Gobierno español, a través de la Policía Nacional, en la juventud revolucionaria vasca en la década de los ’80.

Como ya hemos dicho antes, Exarchia no es un barrio normal. Es un barrio donde se respira política, anarquismo, resistencia y espíritu comunal. Fue en este barrio donde comenzaron las protestas estudiantiles en 1967 contra la dictadura militar, fue en este barrio donde el la dictadura helena firmó su sentencia de muerte al entrar en la Universidad Politécnica con un tanque y aplastar al estudiantado. A partir de 1974, con la implantación de la democracia liberal, Exarchia se convirtió en el hogar de los movimientos de izquierda, de artistas, intelectuales y hasta grupos de guerrilla urbana tales como la Organización Revolucionaria 17 de Noviembre, grupo armado de ideología marxista y que luchó principalmente contra la injerencia estadounidense en suelo heleno.

Al ser un barrio altamente politizado, y concretamente con una política totalmente contraria a los intereses del Estado griego, los episodios de violencia policial han sido notorios y residen en la memoria de toda la comunidad de Exarchia. En noviembre de 1985, en la conmemoración de la revuelta estudiantil de 1973, Michalis Kalteza, una estudiante de 15 años, era abatida a balazos por un policía antidisturbios. Hace seis años, en 2008, el joven Alexis Grigoropoulos también fue asesinado a balazos por la policía en el barrio de Exarchia durante unos fuertes disturbios. El acoso policial en el barrio griego es constante y es por ello que la comunidad vecinal, lejos de mostrar una actitud pasiva, se muestra ‘en pie de guerra’ de forma constante contra las fuerzas de choque helenas. Exarchia recuerda la violencia policial, y la policía no hace méritos para que se olvide.

Lejos del morbo que supone para los medios de comunicación presentar al barrio heleno única y exclusivamente como bastión de la extrema izquierda y de la lucha contra la policía, Exarchia se caracteriza por un enorme espíritu comunitario único. Las cooperativas, centros culturales y sociales se multiplican y expanden por Exarchia. Alguien puede pasear por toda Atenas y ver gran cantidad de comercios, cafeterías y todo tipo de establecimientos vacíos por la crisis, pero en Exarchia eso no ocurre: cafeterías, librerías autogestionadas, comercios cooperativos y alternativos o teatros están siempre llenos de vecinos y vecinas y visitantes de fuera del barrio.  La solidaridad, el apoyo mutuo, la acción directa contra las fuerzas represivas del Estado,... todo ello contribuye a la resistencia de Exarchia. Una cuna de estilos de vida alternativos que ha convertido al barrio heleno en una zona acogedora para vivir y visitar, y en un lugar donde el colectivo inmigrante puede sentirse seguro y no preocuparse de posibles agresiones por parte de Amanecer Dorado.

Para la juventud helena, Exarchia se ha convertido en un espacio de resistencia urbana y de formación política. Un escenario para la libertad de expresión, donde pueden mostrar su desencanto –y muchas veces su ira- contra un Estado que ignora sus necesidades y aboca a miles de personas a la más estricta miseria y precariedad.
Exarchia lo es todo, paradigma de la resistencia anticapitalista y renovación de la sociedad a través de la solidaridad y unidad comunitaria, pero a la vez es un símbolo de ira contra el sistema económico que ha desolado a Grecia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario